EN EL NIDO DE MAMÁ PATA APARECIÓ UN HUEVO GRANDOTE, RARO, DE COLOR GRIS…
—SEGURO ES UN HUEVO DE CISNE —DIJO MAMÁ PATA, QUE CONOCÍA DE MEMORIA LA
HISTORIA DEL PATITO FEO. PERO CUANDO SE ROMPIÓ EL CASCARÓN NO APARECIÓ
NI UN CISNE, NI UN PATITO FEO, NI UN PATITO LINDO IGUAL A SUS DIEZ
HIJITOS RECIÉN NACIDOS, SINO…
…UN DINOSAURIO.
MAMÁ PATA CASI SE DESMAYA AL VERLO. PORQUE ERA VERDE, TENÍA ESCAMAS ÁSPERAS Y DIENTES ENORMES Y PUNTIAGUDOS.
SE QUEDÓ CON EL PICO ABIERTO POR LA SORPRESA.
ES QUE NO TENÍA IDEA DE QUÉ CLASE DE BICHO ERA ESE PORQUE NO SE MENCIONABA NADA PARECIDO EN LA HISTORIA DEL PATITO FEO.
—MIRE, NO LO TOME A MAL, PERO YO CREO QUE ACÁ HAY UN ERROR —LE EXPLICÓ MAMÁ PATA, QUE ERA REALMENTE MUY AMABLE.
EL DINOSAURIO EMPEZÓ A LLORAR. ENORMES ERAN SUS LÁGRIMAS (PORQUE ERAN, CLARO, LÁGRIMAS DE DINOSAURIO).
LLORABA TANTO QUE SE FORMÓ UN CHARQUITO A SUS PIES Y LOS DIEZ PATITOS APROVECHARON PARA NADAR AHÍ.
A MAMÁ PATA LE DIO NO SÉ QUÉ VERLO LLORAR. ES QUE ELLA TENÍA BUEN CORAZÓN (NO COMO LA DEL CUENTO DEL PATITO FEO).
Y AUNQUE EL DINOSAURIO FUERA UN DINOSAURIO, TAMBIÉN ERA UN BEBÉ Y ESTABA PERDIDO. Y SOLITO.
Y ELLA ERA UNA MAMÁ, AUNQUE FUERA UNA MAMÁ PATA.
—BUEH… BUEH… NO SE PONGA ASÍ —LO CONSOLÓ MIENTRAS LE DABA UNA PALMADITA EN EL LOMO CON EL ALA DERECHA— QUÉDESE NOMÁS.
Y SE LLEVÓ A LOS DIEZ PATITOS Y AL DINOSAURIO AL LAGO, PARA LA PRIMERA
CLASE DE NATACIÓN. (EN REALIDAD, SOLO TUVO QUE ENSEÑARLE A NADAR AL
DINOSAURIO, PORQUE LOS OTROS YA HABÍAN APRENDIDO EN EL CHARQUITO DE LAS
LÁGRIMAS).
—NADA DE BURLARSE DE ÉL —LES ADVIRTIÓ MAMÁ PATA A SUS HIJOS EN CUANTO SE
METIERON AL AGUA, Y ES QUE ELLA RECORDABA PERFECTAMENTE LO QUE PASABA
EN LA HISTORIA DEL PATITO FEO.
Y LOS PATITOS NO SE BURLARON, AL CONTRARIO, AYUDARON AL DINOSAURIO QUE,
POR MÁS QUE PATALEABA, NO LOGRABA MANTENERSE A FLOTE Y SE HUNDÍA A CADA
RATO.
—ASÍ, ASÍ… MUY BIEN —LO ALENTABA MAMÁ PATA—. AHORA UNA BRAZADITA PARA
ACÁ Y OTRA PARA ALLÁ… PRONTO LE VA A SALIR PERFECTO. ES CUESTIÓN DE
PRÁCTICA.
TAMPOCO SE BURLARON LOS OTROS ANIMALES DE LA GRANJA. MAMÁ PATA NO SE LOS PERMITIÓ.
—CADA UNO ES COMO ES —LO DEFENDIÓ AL DINOSAURIO, CUANDO ALGUNOS LO MIRARON TORCIDO.
NADIE DISCUTIÓ, PORQUE NADIE QUERÍA SENTIR SUS PICOTAZOS. MAMÁ PATA ERA BRAVÍSIMA CUANDO SE ENOJABA.
MUY PRONTO EN LA GRANJA SE ACOSTUMBRARON A VER PASAR A MAMÁ PATA CON SU FAMILIA.
Y A VERLOS ACURRUCADOS BAJO SUS ALAS, CUANDO LLOVÍA, CUANDO HACÍA FRÍO,
CUANDO TENÍAN SUEÑO O CUANDO ELLA LES CONTABA HISTORIAS COMO LA DEL
PATITO FEO, BAJO LA LUZ DE LA LUNA.
A VECES EL DINOSAURIO SE PONÍA TRISTE AL VERSE REFLEJADO EN LAS AGUAS
DEL RÍO, PORQUE SE COMPARABA CON LOS PATITOS, ENTONCES MAMÁ PATA LE
DECÍA:
—NO, USTED NO SE PARECE A ELLOS, PERO TAMBIÉN ES PRECIOSO.
ES CIERTO QUE A MAMÁ LE COSTÓ CRIAR AL DINOSAURIO.
TUVO QUE ENSEÑARLE BUENOS MODALES.
Y ENSEÑARLE A COMER
Y A NO JUGAR BRUTO…
Y NO SIEMPRE LE ENTENDÍA PORQUE AL DINOSAURIO LE COSTABA HABLAR O PRONUNCIAR CUAC.
PERO CRIAR A LOS DIEZ PATITOS TAMBIÉN LE DIO TRABAJO.
UNOS HACÍAN CAPRICHO, VARIOS PELEABAN, MUCHOS ERAN DORMILONES, OTROS NO QUERÍAN PEINARSE LAS PLUMAS.
Y ADEMÁS EL DINOSAURIO APRENDIÓ TODO ¡O CASI TODO, PORQUE NUNCA LLEGÓ A SER UN GRAN NADADOR! Y ERA BUENAZO Y TAN CARIÑOSO.
Y SI SE EQUIVOCABA O HACÍA LÍO, SABÍA PEDIR DISCULPAS.
MAMÁ PATA ESTABA ORGULLOSA DE ÉL.
POR ESO EL DINOSAURIO NUNCA TUVO QUE IRSE A VIVIR LEJOS COMO LE PASÓ AL
PATITO FEO. PORQUE SI VENÍA ALGUIEN QUE NO ERA DE LA GRANJA Y PREGUNTABA
QUIÉN ERA ESE FORTACHÓN…
Este día promueve la
reflexión histórica, el diálogo intercultural y el reconocimiento y
respeto por los pueblos originarios. Hasta 2010 la fecha fue conocida
como el “Día de la Raza” y conmemoraba la llegada de Cristóbal Colón a América.
Este día
promueve la reflexión histórica, el diálogo intercultural y el
reconocimiento y respeto por los pueblos originarios. Hasta 2010 la
fecha fue conocida como el “Día de la Raza” y conmemoraba la llegada de Cristóbal Colón a América.
El
Día del Respeto a la Diversidad Cultural es una oportunidad para
reflexionar críticamente sobre el pasado americano, las luchas y
resistencias de quienes defendieron con su vida la supervivencia de las
culturas nativas, y su relación con el presente. Se trata de
aproximarnos a la heterogénea y cambiante identidad americana y
revalorizar el lugar de las mujeres en nuestras sociedades. La
interculturalidad es parte constitutiva de una sociedad basada en el
reconocimiento entre iguales y una de las premisas más importantes de la
Ley de Educación Nacional, sancionada en 2006.
En
la Argentina, de acuerdo con el último censo nacional de población,
hogares y viviendas (2010), 402.921 personas se autoidentifican como
indígenas o bien se reconocen descendientes en primera generación. Se
registran oficialmente 31 pueblos indígenas y 870 comunidades indígenas
con personería jurídica, y se hablan cerca de 18 lenguas originarias.
Según leemos en los escritos plurilingües de docentes, alumnas, alumnos y miembros de pueblos originarios reunidos por la colección «Con nuestra voz», del Ministerio de Educación de la Nación (2015),
«[estas
lenguas están] atravesadas por siglos de persecución, discriminación y
desigualdad […] Antes de que esta tierra en la que vivimos fuera
Argentina, de que fuera virreinato, de que llegaran los españoles, aquí
vivían una multiplicidad de pueblos con diversas formas de organización,
adaptación al entorno y relaciones entre sí. Hacían uso de diversas
lenguas; en muchos casos, además de la suya, hablaban la de sus vecinos
para poder intercambiar productos o conocimientos. Esta diversidad
cultural y lingüística fue perseguida desde la Conquista […] En
Argentina, el proceso de formación del Estado hacia fines del siglo XIX
implicó que la nación debía constituirse de manera homogénea a partir de
una cultura, una religión y una única lengua».
Así,
estas lenguas (que no tenían escritura porque solo se transmitían por
medio de la oralidad de una generación a otra) se prohibieron para
imponer una única: el castellano. Pese a esto, muchas continúan
hablándose y enseñándose a las nuevas generaciones.
Los
pueblos indígenas, como parte constitutiva del Estado argentino, luchan
por la ampliación y efectivización de sus derechos, la participación con
identidad y la organización territorial. En las últimas décadas —y tal
como sucede en el conjunto de Latinoamérica—, la Argentina ha
visibilizado con intensidad su carácter multilingüe y pluricultural, con
independencia de la proporción demográfica que representen las
poblaciones indígenas en el conjunto del país.
En
el contexto del proceso de revitalización identitaria y de lucha por los
derechos de los pueblos indígenas el papel de las mujeres se destaca
particularmente. No solo porque en muchos casos asumen la representación
de sus comunidades sino también por su rol en la transmisión de saberes
ancestrales dentro de estas. Las mujeres han actuado como transmisoras
culturales y se han transformado en interlocutoras importantes en la
comunicación con el resto de la sociedad.
Texto N.º 1 del Taki Ongoy
Hubo
un tiempo en el que todo era bueno. Un tiempo feliz en el que nuestros
dioses velaban por nosotros. No había enfermedad entonces, no había
pecado entonces, no había dolores de huesos, no había fiebres, no había
viruela, no había ardor de pecho, no había enflaquecimiento. Sanos
vivíamos. Nuestros cuerpos estaban entonces rectamente erguidos. Pero
ese tiempo acabó, desde que ellos llegaron con su odio pestilente y su
nuevo dios y sus horrorosos perros cazadores, sus sanguinarios perros de
guerra de ojos extrañamente amarillos, sus perros asesinos.
Bajaron
de sus barcos de hierro: sus cuerpos envueltos por todas partes y sus
caras blancas y el cabello amarillo y la ambición y el engaño y la
traición y nuestro dolor de siglos reflejado en sus ojos inquietos nada
quedó en pie, todo lo arrasaron, lo quemaron, lo aplastaron, lo
torturaron, lo mataron. Cincuenta y seis millones de hermanos indios
esperan desde su oscura muerte, desde su espantoso genocidio, que la
pequeña luz que aún arde como ejemplo de lo que fueron algunas de
las grandes culturas del mundo, se propague y arda en una llama enorme y
alumbre por fin nuestra verdadera identidad, y de ser así que se sepa
la verdad, la terrible verdad de cómo mataron y esclavizaron a un
continente entero para saquear la plata y el oro y la tierra. De cómo
nos quitaron hasta las lenguas, el idioma y cambiaron nuestros dioses
atemorizándonos con horribles castigos, como si pudiera haber castigo
mayor que el de haberlos confundido con nuestros propios dioses y dejado
que entraran en nuestra casa y templos y valles y montañas.
Pero no nos han vencido, hoy, al igual que ayer todavía peleamos por nuestra libertad.
Ver "Especial Día del Respeto a la Diversidad Cultural" en YouTube Segundo Ciclo
Ver "Efemérides: Día del Respeto a la Diversidad Cultural (12 de octubre) - Canal Encuentro" en YouTube Segundo Ciclo.
La asombrosa excursión Zamba con los pueblos originarios Primer ciclo.
Día del Respeto a la Diversidad Cultural - Canal Pakapaka Primer Ciclo.
El 11 de septiembre de 1888 moría en Paraguay Domingo Faustino
Sarmiento. En su honor, en esta fecha se conmemora el día del maestro.
Para recordarlo hemos elegido un fragmento del libro Manual de zonceras argentinas, de Arturo Jauretche, donde reflexiona sobre su condición de alumno modelo y su asistencia perfecta a la escuela.
El niño que no faltó nunca a la escuela
Autor: Zoncera N° 17 del libro Manual de zonceras argentinas de Arturo Jauretche.
La imagen del niñito Domingo Faustino Sarmiento que usted lleva
metida adentro, es la de una especie de Pulgarcito con cara de hombre,
calzado con grandes botas y cubierto con un enorme paraguas, marchando
cargado de libros bajo una lluvia torrencial. (Los niños sanjuaninos son
los únicos a quienes esta imagen no impresiona, pues saben que jamás
llueve en San Juan durante “el período lectivo” como dice la prestigiosa
“docente” doña Italia Migliavacca. Más bien a San Juan le da por los
temblores y los terremotos).
¿A quién no le han machacado en la edad escolar cuando uno prefería
quedarse en la cocina junto a las tortas y al maíz frito en los días
lluviosos, conque Sarmiento nunca faltó a clase así lloviera, nevara o
se desataran huracanes?
Lo dice el mismo niño modelo en Recuerdos de Provincia:
“Desde 1816, fecha en que ingresé en la escuela de primeras letras, la
Escuela de la Patria, a la edad de cinco años, asistí a ella durante
nueve regularmente, sin una falta”.
Esta es una de las virtudes del niño modelo que más ha torturado a la
infancia argentina hasta la aparición de la nueva ola de niños malos
(“revisionistas”). “¡Nueve años sin una falta a la escuela de primeras
letras!”, comentan estos malvados. Y agregan ante el contrito
magisterio: “¡Flor de burro el tal niño modelo para pasarse nueve años
aprendiendo las primeras letras! ¡Y después lo critican a uno si repite
el grado!”.
Conviene poner las cosas en su lugar.
El mismo niño modelo nos dice que en 1821, a los seis años de su
ingreso en la escuela de primeras letras fue llevado al Seminario de
Loreto de Córdoba, con lo que los nueve años de asistencia perfecta que
nos cuenta quedarían reducidos a seis.
¿Volvió el niñito modelo a la escuela primaria por tres años después del rechazo en el Seminario?
Es indiscutible que una asistencia escolar perfecta de seis años a la
escuela de primeras letras es una dosis excesiva hasta para un niñito
un poco tarado. Mucho más si se trata de nueve. Y Sarmiento era un niño
precoz. También lo dice en Recuerdos de Provincia cuando relata
que ingresó a la escuela a los cinco años “sabiendo leer de corrido, en
voz alta, con las entonaciones que sólo la completa inteligencia del
asunto puede dar”.
Con esto se derrumba la leyenda de los nueve años de asistencia
perfecta, pero también la pretensión vengativa de los niños malos
(revisionistas) que sostienen que era un burro. Ni un burro ni
asistencia perfecta. Un niño cualunque; pero más bien aventajado, pues
siempre fue el primero de la clase.
Don Leonardo Castellani, que es fraile y conoce mucho a los chicos,
dice que “el chico que nunca se hizo la rabona es sospechoso”. En
general todos los chicos afirman, como Dominguito, que nunca “se la
hicieron”, pero conviene desconfiar.
Zoncera N ° 17 del libro Manual de zonceras argentinas de Arturo Jauretche.
El 17 de agosto de 1850 moría en Francia José de San Martín. Tras
pelear en España contra las tropas napoleónicas, regresó a su patria en
1812. Tuvo su primera victoria a favor de la causa de la independencia
de América en el combate de San Lorenzo, al frente de los Granaderos a
Caballo. Más tarde, como parte de su estrategia de liberar Chile y Perú
del dominio español, asumió la gobernación de Cuyo y organizó el
Ejército de los Andes. Tras cruzar la Cordillera, obtuvo las victorias
de Chacabuco, en 1817, y de Maipú, en 1818, que aseguraron la
independencia de Chile. En julio de 1821 entró en Lima, Perú, y el 28 de
ese mes declaraba la independencia de ese país. Tras la entrevista con
Simón Bolívar en Guayaquil y como consecuencia de las desavenencias con
el gobierno de Buenos Aires decidió marchar hacia Europa.
San Martín concibió grandes planes políticos y militares, que al
principio parecieron una locura y luego se convirtieron en conciencia
que él convirtió en hecho. Tuvo la primera intuición del camino de la
victoria continental, no para satisfacer designios personales, sino para
multiplicar la fuerza humana con el menor esfuerzo posible. Organizó
ejércitos poderosos, que pesaron con sus bayonetas en las balanzas del
destino, no a la sombra de la bandera pretoriana, ni del pendón
personal, sino bajo las austeras leyes de la disciplina, inculcándoles
una pasión que los dotó de un alma. Tuvo el instinto de moderación y del
desinterés, y antepuso siempre el bien público al interés personal.
Fundó repúblicas, no como pedestal de su engrandecimiento, sino para que
vivieran y se perpetuaran por sí, según su genialidad libre. Mandó, no
por ambición, y solamente mientras consideró que el poder era un
instrumento útil para la tarea que el destino le había impuesto. Fue
conquistador y libertador, sin fatigar a los pueblos por él redimidos de
la esclavitud, con su ambición o su orgullo. Abdicó conscientemente el
mando supremo en medio de la plenitud de su gloria, si no de su poder,
sin debilidad, sin cansancio y sin enojo, cuando comprendió que su tarea
había terminado, y que otro podía continuarla con más provecho para la
América. Se condenó deliberadamente al ostracismo y al silencio, no por
egoísmo ni cobardía, sino en homenaje a sus principios morales y en
holocausto a su causa. Sólo dos veces habló de sí mismo en la vida, y
fue pensando en los demás. Pasó sus últimos años en la soledad con
estoica resignación, y murió sin quejas cobardes en los labios, sin
odios amargos en el corazón, viendo triunfante su obra y deprimida su
gloria. Salvador de la independencia de su patria en momentos en que la
República Argentina vacilaba sobre sus cimientos, fundó dos repúblicas
más, y cooperó directamente a la emancipación de la América del Sur. Es
el primer capitán del Nuevo Mundo, y el único que haya suministrado
lecciones y ejemplos en la estrategia moderna en un terreno nuevo de
guerra, con combinaciones originales inspiradas sobre el terreno, a
través de un vasto continente, marcando su itinerario militar con
triunfos matemáticos y con la creación de nuevas naciones que le han
sobrevivido.
El carácter de San Martín es uno de aquellos que se imponen a la
historia. Su acción se prolonga en el tiempo y su influencia se
transmite a su posteridad como hombre de acción consciente. El germen de
una idea por él incubada, que brota de las entrañas de la tierra
nativa, se deposita en su alma, y es el campeón de esa idea. Como
general de la hegemonía argentina primero y de la chileno-argentina
después, es el heraldo de los principios fundamentales que han dado su
constitución internacional a la América, cohesión a sus partes
componentes y equilibrio a sus Estados independientes. Con todas sus
deficiencias intelectuales y sus errores políticos, con su genio
limitado y meramente concreto, con su escuela militar más metódica que
inspirada, y a pesar de sus desfallecimientos en el curso de su
trabajada vida, es el hombre de acción deliberada y trascendental más
bien equilibrada que haya producido la revolución sudamericana. Fiel a
la máxima que regló su vida: “Fue lo que debía ser” y antes que ser lo
que no debía, prefirió “no ser nada”. Por eso vivirá en la inmortalidad.
*La inclusión de documentos en esta página no implica conformidad
ni adhesión a sus contenidos. La reproducción de los diversos textos
apunta a facilitar la comprensión del espíritu de una determinada época
para estimular la reflexión sobre el pasado.
El 9 de julio de 1816, el Congreso de Tucumán, integrado por
representantes de las Provincias Unidas del Sur.
Esta gesta histórica, que completó el proceso revolucionario iniciado
en mayo de 1810, significó la ruptura definitiva de los vínculos de
dependencia política con la corona española y, al mismo tiempo, la
renuncia a toda dominación extranjera.
En un nuevo aniversario
honramos la declaración de la independencia, acontecimiento clave de la
historia política de nuestro país, sobre la cual se construyeron los
cimientos de nuestra República Argentina.
La Declaración de Independencia de la Argentina fue una decisión tomada el martes 9 de julio de 1816 por el Congreso de Tucumán, por la cual
declaró la formal ruptura de los vínculos de dependencia política de
las Provincias Unidas del Río de la Plata con la monarquía española.Río de la Plata declaró la
¿Qué significa la declaracion de la independencia?
“Declarar la independencia es un acto que se afirma y define la existencia de la Nación, es un momento histórico que no se agota en sí mismo, la independencia de los pueblos es algo más profundo, más rico que un momento histórico. La independencia es poder ser dueños y artífices de su propio destino independencia de nuestro país.
El 20 de junio se celebra en la República Argentina el Día de la Bandera, en conmemoración a su creador: Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano, fallecido ese mismo día en el año 1820. Cuenta la historia que Belgrano propuso crear una escarapela nacional,
para que el ejército tuviera una insignia en común, y fue el
Triunvirato quien aprobó la idea: "Sea la escarapela nacional de las
Provincias Unidas del Río de la Plata, de color blanco y azul celeste".
De esta manera, allá por 1812, Belgrano diseñó una bandera con los
mismos colores, usada por primera vez en la ciudad de Rosario, a orillas del río Paraná, donde el ejército tomó juramento a favor de la libertad y la independencia.
Bandera Macha
Esa misma bandera estuvo perdida durante años y los expertos del Museo Histórico Nacional, donde se exhibe actualmente, explican que se trata de una de las dos Banderas de Macha, nombre adquirido por haber sido hallada en 1883 en la capilla de Titirí, al norte de Bolivia, en la ciudad de Macha. Es la primera insignia patria.
Fue el cura Martín Castro quien las halló. "Al
recorrer la capilla, se detuvo frente a unos cuadros de Santa Teresa que
descolgó, y al arrancar los marcos se encontró con dos grandes banderas
de más de dos metros de largo", cuenta Viviana Mallol, magíster en
Historia del Arte Argentino y Latinoamericano y coordinadora técnica del
Museo.
Una de ellas, de 2,34 por 1,56 metros, era de seda despulida, con
tres franjas horizontales: celeste, blanca y celeste; la otra, de
parecido tamaño, pero con distintos colores: roja, celeste y roja. Sin
embargo, con el correr tiempo, se demostró que el rojo fue generado por
una decoloración de otro material que se encontraba en el cuadro donde
estaban guardadas.
Foto: La Bandera Macha, la primera insignia patria, puede visitarse en el Museo Histórico Nacional
El escondite
Dos años después, en 1885, el nuevo párroco de Macha, Primo Arrieta,
decidió realizar una limpieza a fondo de la capilla. Al ser retirados
los cuadros de Santa Teresa, aparecieron las banderas. Luego de algunas
investigaciones, Arrieta encontró que el entonces cura de Macha
había estado en una gran batalla y fue él quien perseguido ocultó las
banderas en el cuadro antes de darse a la fuga.
Arrieta continuó su investigación para reconstruir la campaña de
Manuel Belgrano en el Alto Perú, hasta su última batalla: Ayohuma. Se
enteró, entonces, que antes de la derrota, Belgrano vivió en esa casa parroquial de Macha, donde se ocultaron las banderas para que no cayeran en manos de los realistas, contra quienes luchaban. Y allí quedaron ambas hasta finales del siglo XIX.
Cuadro de Manuel Belgrano.
La devolución
Tras la fundación del Museo Histórico Nacional, y por iniciativa de
su primer director, Adolfo Carranza, se iniciaron gestiones con el
gobierno de Bolivia para la devolución. Y entonces, en 1896, el
gobierno de Bolivia, en un gesto de confraternidad, entregó la bandera
celeste-blanca-celeste a la Argentina, que hoy puede verse en el Museo. La otra quedó allí, y se conserva en el Museo Casa de la Libertad de Sucre.
"Una es negativo de la otra. La primera es indudablemente argentina, la segunda posee los colores argentinos, pero invertidos.
También es una bandera nacional, solo que a dos franjas blancas y una
celeste. No sabemos exactamente cuántas franjas tenía la primera bandera
nacional, pero sabemos que fue celeste y blanca, porque así lo señala
Belgrano cuando dice que mandó hacerla conforme a los colores de la
escarapela nacional, aunque no aclara si fue a dos franjas blancas y una
celeste, dos franjas celestes y una blanca o una franja celeste y otra
blanca", explica Viviana.
La restauración
La bandera fue restaurada entre junio de 2007 y diciembre de 2009 (mirá la nota sobre la restauración)
con el objetivo de estabilizar el textil teniendo en cuenta los
criterios de restauración de mínima intervención, reversibilidad y
utilización de materiales estables de conservación para consolidarla y
darle estabilidad física y una lectura estética apropiada para su
exhibición en condiciones adecuadas.
Ver "DÍA DE LA BANDERA: Bandera de Macha en el Museo Histórico Nacional" en YouTube
Honrar la memoria del general Martín Miguel de Güemes y su rol en la Gesta Emancipadora Americana, valorar la figura del gaucho como conocedor del territorio y,
en particular, rescatar la figura de "Los Infernales", los gauchos que
acompañaron a Güemes. La muestra además resaltará y pondrá en valor el
papel de la mujer durante la guerra gaucha y en la actualidad.
Pintura de Martín Miguel de Güemes que se exhibe en el Museo Histórico del Norte.
"Martín Miguel de Güemes fue el líder de esta contienda
en el norte y de este grupo de soldados gauchos que conformaron la base
del Ejército de Güemes, que puestos a combatir contra el enemigo
desplegaron sus vastos conocimientos. Y Güemes supo además trasladar el
respeto de sus gauchos a los intereses de la Patria, a través de
acciones solidarias con las viudas, huérfanos y necesitados, al
compartir sus bienes. Es por ello que en las peores épocas de la
guerra tuvo que recurrir a préstamos voluntarios y forzosos, a
expropiaciones a españoles que no colaboraban en la guerra, a suspensión
del pago de arriendos, lo que le ganó numerosos enemigos internos que
luego terminarían atentando contra la vida del líder", describe Mario Lazarovic, director del Museo Histórico del Norte al recordar la figura de Güemes.
En la noche del 7 de junio de 1821, una
columna realista guiada por un traidor local sorprendió a Güemes, en
Salta, hiriéndolo de gravedad. Güemes huyó junto a sus fieles guachos
hacia la quebrada de la Horqueta, donde murió en un catre, a la
intemperie, luego de agonizar de manera atroz durante diez días.
"Voy a dejarlos, pero me voy tranquilo,
porque se que tras de mi quedan ustedes, que sabrán defender la patria
con el valor del que han dado pruebas”, fueron de las últimas palabras
que dijo Güemes a sus gauchos. Tenía 36 años.
"La muerte de Güemes", óleo del pintor Antonio Alice, realizado en 1910.
"Martín Miguel de Güemes, desde niño,
estuvo relacionado con el campo, con las tareas agrícolas y ganaderas ya
que muchas veces con su familia pasaba largas temporadas en la Finca La
Despensa, cercana a Campo Santo, Dpto. Gral. Güemes, en la Provincia de
Salta. El contacto que tuvo con la
tierra, con la geografía de los cerros y especialmente con los hombres
de campo le traería posteriormente una ayuda muy grande cuando al
empuñar su sable para combatir a los realistas supo ganarse el crédito
de los gauchos de toda la región quienes lo siguieron en esta causa,
incluso hasta después de su muerte"
Gracias a su coraje y espíritu
libertario, Martín Miguel de Güemes conquistó al guachaje y creó a “Los
Infernales”, una tropa de soldados imbatibles defendieron la frontera
norte cuando el ejército de San Martín fue a liberar Chile y Perú. "Los
Infernales" frenaron en el norte siete invasiones realistas usando la
táctica que fue conocida como "guerra de guerrillas", atacaban
sorpresivamente y se dispersaban en el monte.
"Güemes organizó junto con José de San
Martín, la estrategia de la guerra de recursos contra los realistas,
basada principalmente en la capacidad y los conocimientos que los
gauchos tenían de su territorio. Ellos como ninguno conocían como la
palma de su mano las quebradas, los ríos, los cañadones y los pasos
entre los valles. Este conocimiento puesto al servicio y causa de la
emancipación de nuestro país resultarían con los años decisivas para
controlar la frontera norte".
(charla con Mario Lazarovich, director del Museo Histórico del Norte, acerca del líder de la guerra gaucha).
Ver "17 de junio: Muerte de Martín Miguel de Güemes - Historia al Día" en YouTube
La asombrosa excursión de Zamba con "Martín Miguel de Güemes"
Ver "EFEMÉRIDES - Martín Miguel de Güemes" en YouTube
¿Cómo se conformó la primera Junta de Gobierno? Leé en esa
reseña los antecedentes principales.
El 25 de mayo de 1810 los cabildantes reconocieron la autoridad de la Junta Revolucionaria y así se
formó el primer gobierno patrio.
La Revolución de Mayo no fue un suceso espontáneo: fue un proceso que se inició mucho antes,
con la conjunción de diversos factores.
Desde principios del siglo XIX se sucedieron en España distintos acontecimientos y procesos como la
invasión de Napoleón, la guerra para independizarse del dominio francés y las transformaciones
de la monarquía. Estos hechos tuvieron una importante influencia en las revoluciones que se desataron en las
colonias españolas a partir de 1810.
Desde 1810 estallaron en distintas ciudades de Hispanoamérica varias revoluciones contra el poder
español. En un trabajo clásico sobre el tema, Las revoluciones hispanoamericanas 1808-1826, el
historiador inglés John Lynch señala que la causa fundamental de estos procesos revolucionarios debe
rastrearse en las reformas
borbónicas, que modificaron el sistema comercial y la organización política de la
América española. Para Lynch, antes de dichas reformas las colonias eran en la práctica
independientes, pues España no contaba con recursos para controlarlas. Las reformas intentaron revertir esa
situación y hacer más sólido el lazo colonial, lo cual perjudicó enormemente a los
criollos y los llevó a plantearse la necesidad de la independencia.
Otros historiadores proponen una explicación diferente. Tulio Halperin Donghi, en Historia
contemporánea de América latina, considera que para entender las causas de las revoluciones
hispanoamericanas es fundamental tener en cuenta acontecimientos del contexto internacional, especialmente el
europeo. Dicho contexto está marcado por las guerras
napoleónicas y por los sucesos que tuvieron lugar en España entre 1808 y 1815.
La Revolución de mayo de 1810 fue un cambio crucial, que marcó un antes y un después en la
historia argentina. Esta revolución tuvo su momento crítico durante la llamada Semana de Mayo.
Viernes 18
El virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros publica un bando en el que pide al pueblo que se mantenga fiel a
España, que había sido invadida por los franceses.
Sábado 19
Los criollos piden a las autoridades que se les permita realizar un Cabildo Abierto para tratar la
situación.
Domingo 20
El virrey recibe a funcionarios del Cabildo, jefes militares y criollos, con quienes trata la convocatoria al
Cabildo Abierto.
Lunes 21
El Cabildo invita a los principales vecinos a reunirse el día 22 en Cabildo Abierto.
Martes 22
El Cabildo Abierto, después de largas discusiones, resuelve que el virrey cese en el mando.
Miércoles 23
El Cabildo forma una Junta de Gobierno con Cisneros como presidente.
Jueves 24
Día de indignación del pueblo al enterarse de que el Cabildo había decidido que Cisneros
continuara en el mando. Renuncia de todos los miembros de la Junta.
Viernes 25
Los criollos, reunidos en la Plaza de Mayor y en busca de noticias, gritan: "El pueblo quiere saber de
qué se trata". Este día los cabildantes reconocen la autoridad de la Junta Revolucionaria y
así se forma el primer gobierno patrio.
Primera forma de gobierno de las Provincias Unidas del Río de la Plata.
¿Qué fue la Primera Junta de Gobierno?
La Primera Junta de Gobierno comprende la primera forma de gobierno constituida por los pobladores de las Provincias Unidas del Río de la Plata. Esta fue creada luego de un cabildo abierto, sin participación de la Corona española, y se instaló en mayo de 1810 en Buenos Aires.
Comenzó a funcionar luego de la destitución del virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros, como consecuencia de la llamada Revolución de Mayo.
Para aquel entonces, el rey de España Fernando VII había sido tomado como prisionero por Napoleón Bonaparte. Bajo este argumento, se nombró una junta que gobernaría de forma provisoria sobre el destino del virreinato, sin generar una ruptura completa con la metrópoli.
Su nombre original completo fue «Junta Provisional Gubernativa de las Provincias del Río de la Plata a nombre del señor Don Fernando VII».
Al crearse, se le negó a la infanta Carlota de Borbón, hermana del rey y
esposa del regente de Portugal, en Brasil, que reclamara el trono y
poder sobre las colonias americanas de España.
La junta se inició el 25 de mayo de 1810, en Buenos Aires, y
finalizó el 18 de diciembre de ese mismo año, cuando se transformó en la
Junta Grande, a partir de la incorporación de varios diputados del
interior del país.
Integrantes de la Primera Junta de Gobierno, por Francisco Fortuny.
Acciones de la Primera Junta de Gobierno
Las principales acciones que llevó a cabo la Primera Junta de Gobierno fueron las siguientes:
Se crearon nuevos cuerpos militares, necesarios ante las posibles intervenciones de otros virreyes.
Sus integrantes convocaron a elecciones para designar un Congreso Nacional.
Se declaró la libertad de comercio en diferentes puertos y se habilitaron otros nuevos para la comercialización de productos.
Se decretó el arresto del virrey Cisneros y del ex virrey, Santiago de Liniers.
Se fundó la Biblioteca Nacional de la República Argentina y se fomentó la educación.
Se Incentivó el poblamiento de todo el territorio para aprovechar su la extensión y riquezas naturales.
Se atendieron problemas de salud en la población.
Integrantes de la Primera Junta de Gobierno
La Primera Junta de Gobierno estuvo integrada por un presidente, dos secretarios y seis vocales:
Integrantes de la Primera Junta de Gobierno.
Presidente:
Cornelio Judas Tadeo de Saavedra y Rodríguez (1759 – 1829).
En 1812, con el propósito de distinguirse del ejercitó
invasor realista, Manuel Belgrano instauró el uso de la escarapela para
todas las tropas del ejército revolucionario.
En la actual ciudad de Rosario,
el 13 de febrero de 1812, Manuel Belgrano le solicitó al Primer
Triunvirato que avalara el uso de una escarapela nacional con los
colores blanco y azul celeste. El objetivo era tanto uniformar a todas
las tropas de las Provincias Unidades del Río de La Plata como
distinguirlas del ejército enemigo, que utilizaba el color rojo. El 18 de febrero del mismo año, el Triunvirato decretó el reconocimiento y uso de la escarapela como insignia patria.
Una semana más tarde, el 27 de febrero de 1812, Manuel Belgrano le informó al triunvirato que
“Siendo preciso enarbolar la bandera, y no teniéndola, la
mandé hacer celeste y blanca, conforme a los colores de la escarapela
nacional” que había creado él mismo días antes.
El Consejo Nacional de Educación estableció el 18 de mayo de 1935 como la fecha para homenajearla.
Desde el Museo Histórico Nacional
cuentan que el uso de escarapela se hizo costumbre como distintivo
entre los ejércitos de España durante el 1700, y que las formas de las
escarapelas variaban en lazos o moños, hasta que se estableció forma
actual llamada la roseta o cucarda.
Las escarapelas eran también una forma de distinguir
bandos políticos. Por eso, en las jornadas revolucionarias de mayo de
1810, Domingo French y Antonio Luis Beruti repartieron escarapelas.
Aunque no blancas y celestes como solemos imaginar.
Ver "EFEMÉRIDES - Día de la escarapela nacional" en YouTube
El 11 de mayo se conmemora el Día del Himno Nacional Argentino al
recordarse la fecha en que la Asamblea del año XIII sancionó como
"Himno" a la marcha patriótica que llevaba letra de Vicente
El Himno Nacional Argentino nació como "Marcha patriótica", versión que sufrió cambios a través de su historia,
tanto en su título como en su letra. Primero fue denominado "Marcha
patriótica", luego "Canción patriótica nacional" y posteriormente
“Canción patriótica”. Una publicación en 1847 lo llamó "Himno Nacional
Argentino", nombre que conserva hasta el día de hoy.
¡Oid mortales el grito sagrado
libertad, libertad, libertad!
oid el ruido de rotas cadenas
ved el trono a la noble igualdad.
Ya a su trono dignísimo abrieron
las Provincias Unidas del Sud,
y los libres del mundo responden
¡Al gran Pueblo Argentino salud!
Coro
Sean eternos los laureles,
que supimos conseguir,
coronados de gloria vivamos,
o juremos con gloria morir.
Primer acorde oficial
Fue interpretado por primera vez en la casa de Mariquita Sánchez de Thompson y fue ella quien entonó los primeros acordes.
Sin embargo, algunos historiadores aseguran que Mariquita Sánchez no
dejó ningún escrito que mencione ese hecho tan importante. Aún así,
otros aseveran el suceso y hasta le ponen fecha: posiblemente, la interpretación de esta Marcha Patriótica habría sucedido el 14 o 25 de mayo de 1813.
La primera versión del Himno constaba de muchos más versos,
con una fuerte intención antimonárquica y antiespañola. Sin embargo con
el tiempo, y con la idea de conservar cierto acercamiento político con
diplomáticos españoles, se encomendó modificar estrofas y abreviar su
extensión, sin tintes peyorativos sobre otras naciones.
La tradición continúa sosteniendo que Mariquita Sánchez interpretó aquella pieza simbólica.
El pianoforte de Mariquita
El pianoforte Stodar, que perteneciera a Mariquita Sánchez de Thompson y con el cual se entonó el Himno Nacional Argentino por primera vez, se exhibe en la sala "Sociedad Porteña en 1810" del Museo Histórico Nacional (MHN).
Esta pieza histórica se encuentra en muy buen estado de conservación y,
en ocasiones especiales, ha sido utilizado por reconocidos músicos para
interpretar el himno nacional.
Ver "11 de Mayo - Día del Himno Nacional Argentino" en YouTube
Ver "11 de mayo, Día del Himno Nacional Argentino" en YouTube
Algunos almanaques todavía insisten: 1º de Mayo «Día del Trabajo».
Pero siempre fue más justo hablar del día de los trabajadores. Todo
comenzó a fines de abril de 1886, cuando un grupo de obreros anarquistas
lanzó en Chicago una campaña para lograr la jornada de ocho horas,
cuando se trabajaban 14 y a veces más.
No había límites para la explotación y, como lógica contrapartida,
tampoco los había para la utopía de los dueños de nada, que querían dar
vuelta un mundo que ya estaba patas para arriba. El 1º de mayo
convocaron a una gran manifestación. Allí estaban los obreros con sus
mujeres y sus hijos. Para ellos querían las ocho horas, para poder estar
con su familia, para poder ver crecer a su hijos, para terminar con el
oprobio de llegar con todo el cansancio en el cuerpo a sus casas, ver
dormir a sus hijos y levantarse a las pocas horas para volver a la
fábrica, para leer y formarse, para poder compartir la vida y los sueños
con sus mujeres.
Pero sus justos reclamos fueron violentamente reprimidos por la
policía y quedaron tendidos sobre el empedrado dos trabajadores muertos.
Tres días después se convocó a otra marcha y esta vez la represión fue
peor. En medio de la confusión alguien arrojó una bomba y murieron
varios uniformados.
El agresor nunca pudo ser identificado y se sospechó que pudo
tratarse de un provocador de la patronal. La mayor democracia del mundo
respondió brutalmente. Se desató de inmediato la furia policial y en
pocos minutos los muertos obreros se contaban por decenas. El saldo
final fue de ochenta trabajadores fallecidos y doscientos heridos.
Desde el poder se lanzó la «caza del anarquista». Fueron detenidos
ocho dirigentes sindicales en los que se intentó escarmentar a toda la
clase trabajadora de los Estados Unidos. Se trataba de Adolph Fischer,
Augusto Spies, Albert Parsons, George Engel, Louis Lingg, Michael
Schwab, Samuel Fielden y Oscar Neebe. Tras un breve y parcial proceso,
los cuatro primeros fueron ahorcados el 11 de noviembre de de 1887.
Poco antes de morir, George Engel, que había nacido en Alemania hacía
50 años, alcanzó a decir ante el tribunal: «¿En qué consiste mi crimen?
En que he trabajado por el establecimiento de un sistema social donde
sea imposible que mientras unos amontonan millones otros caen en la
degradación y la miseria. Así como el agua y el aire son libres para
todos, así la tierra y las invenciones de los hombres de ciencia deben
ser utilizadas en beneficio de todos. Vuestras leyes están en oposición
con las de la naturaleza, y mediante ellas robáis a las masas el derecho
a la vida, la libertad, el bienestar». Lingg prefirió suicidarse con
una bomba que él mismo había preparado en la cárcel antes de padecer la
“justicia del sistema”. Michael Schwab y Samuel Fielden fueron
condenados a prisión perpetua y Oscar Neebe, a 15 años de reclusión.
Miguel Schawb dijo al escuchar su condena que no reconocía en aquel
tribunal ninguna autoridad y que su lucha y la de sus compañeros era de
una justicia tan evidente que no había nada que demostrar y que ellos
luchaban por las 8 horas de trabajo pero que: “Cuatro horas de trabajo
por día serían suficientes para producir todo lo necesario para una vida
confortable, con arreglo a las estadísticas. Sobraría, pues, tiempo
para dedicarse a las ciencias y el arte». Porque, claro, las ciencias y
el arte deben ser para todos. Siete años más tarde los detenidos fueron
indultados por el gobernador del estado de Illinois.
En 1889, la Conferencia Internacional de Trabajadores, reunida en
París, acordó fijar el 1º de mayo de cada año como el día de los
trabajadores, una jornada que deberá ser de lucha y recuerdo de sus
compañeros, de aquellos «mártires de Chicago».
Al año siguiente, los representantes del incipiente movimiento obrero
argentino se reunieron en el Prado Español y decidieron conmemorar en
adelante el 1º de mayo en nuestro país. Entre 1880 y 1901 se
multiplicaron las sociedades de resistencias, se fundaron numerosos
gremios, como el de los panaderos, aquellos que estigmatizaban a los
curas y a los militares desde algo tan cotidiano y masivo como las
facturas, bautizándolas con nombres como «sacramentos», «bolas de
fraile», «vigilantes», «cañoncitos», «bombas de crema» y «suspiros de
monja».
Floreció la prensa obrera con sus dos grandes exponentes La Vanguardia, el periódico socialista fundado en 1894 y La Protesta,
la voz de los anarquistas, que comenzó a editarse en 1897, un año
después que Juan Bautista Justo fundara el Partido Socialista. La idea
de una central única de trabajadores se concretó en mayo de 1901 con la
creación de la Federación Obrera Argentina, la FOA, que nucleaba a la
mayoría de los gremios del país. En aquel año recordaba un militante
obrero: «…la manifestación obrera conmemorativa del 1º de Mayo fue
disuelta en Buenos Aires por la policía a sablazos, produciéndose el
tumulto consiguiente».
El gobierno conservador del general Roca comenzó a preocuparse y
promovió la aprobación de un proyecto de ley presentado en 1899 por el
inspirado senador Miguel Cané. El 22 de noviembre de 1902, la iniciativa
del autor de Juvenilia quedó convertida en la ley 4144,
conocida como «de Residencia». Contrariando hasta el Preámbulo de
nuestra Constitución Nacional, permitía la expulsión hacia sus países de
origen de los extranjeros llamados «indeseables», es decir, militantes
sindicales y sociales.
En la mayoría de los casos, el «agitador» extranjero expulsado a su
país de origen, al llegar a su destino, era condenado a muerte o a
cadena perpetua, cuando se trataba de emigrados que huían de las
persecuciones y eran atraídos por la promesa de libertad declamada hasta
el cansancio por los sucesivos gobiernos patrios. Ante esta grave
situación, el gremio de los marítimos armó una pequeña línea de
barquitos a la que llamó «Flotilla Libertaria», que recorría
permanentemente el Río de la Plata entre los puertos de Buenos Aires y
Montevideo para rescatar a los deportados que lograban arrojarse al agua
desde los barcos. La Flotilla Libertaria logró rescatar en aquellos
años a centenares de militantes que se reintegraron a la lucha.
Las condiciones miserables de vida continuaron y se agravaron y, pese
a la represiva ley 4144, el movimiento obrero reaccionó enérgicamente y
decretó a principios de noviembre de 1902, a través de la FOA, la
primera huelga general de la historia argentina.
La primera década del siglo XX estuvo marcada por la acción sindical
anarquista y la acción política del socialismo. Por aquellos años las
ideas brotaban como de un manantial que se expresaba en el notable
crecimiento de la difusión de los periódicos anarcosindicalistas, la
fundación de bibliotecas y de las «Escuelas Modernas», que refutaban los
conceptos y los contenidos de la educación oficial y capitalista; las
huelgas generales y las grandes movilizaciones obreras. La rebelión en
el «Granero del Mundo» parecía imparable.
El acto del 1º de Mayo de 1905 se realizó frente al Teatro Colón y
mientras estaban haciendo uso de la palabra los oradores, el gobierno
lanzó un escuadrón de 120 policías a caballo, los famosos «cosacos»,
contra la multitud, mientras que un escuadrón de bomberos policiales la
atacó por otro frente. Sobre la plaza Lavalle quedaron tendidos cuatro
muertos y más de cincuenta heridos. Los detenidos se contaron por
centenas.
Un informe policial da cuenta de la detención de un obrero anarquista
al que se lo encontró «famélico, en grave estado de desnutrición». El
oficial escribiente detallaba que entre las pertenencias del detenido se
encontraron 100 pesos y que al ser interrogado se le preguntó por qué
no había usado parte de ese dinero para alimentarse; el detenido
contestó con toda su poderosa y ejemplar humildad: «esa plata es del
sindicato, de mis compañeros que tienen tanto hambre como yo pero dan lo
poco que tienen para la causa redentora de la humanidad, para que sus
hijos vivan un mundo que merezca ser vivido».
Algunos almanaques todavía insisten: 1º de Mayo «Día del Trabajo».
Pero siempre fue más justo hablar del día de los trabajadores. Todo
comenzó a fines de abril de 1886, cuando un grupo de obreros anarquistas
lanzó en Chicago una campaña para lograr la jornada de ocho horas,
cuando se trabajaban 14 y a veces más.
No había límites para la explotación y, como lógica contrapartida,
tampoco los había para la utopía de los dueños de nada, que querían dar
vuelta un mundo que ya estaba patas para arriba. El 1º de mayo
convocaron a una gran manifestación. Allí estaban los obreros con sus
mujeres y sus hijos. Para ellos querían las ocho horas, para poder estar
con su familia, para poder ver crecer a su hijos, para terminar con el
oprobio de llegar con todo el cansancio en el cuerpo a sus casas, ver
dormir a sus hijos y levantarse a las pocas horas para volver a la
fábrica, para leer y formarse, para poder compartir la vida y los sueños
con sus mujeres.
Pero sus justos reclamos fueron violentamente reprimidos por la
policía y quedaron tendidos sobre el empedrado dos trabajadores muertos.
Tres días después se convocó a otra marcha y esta vez la represión fue
peor. En medio de la confusión alguien arrojó una bomba y murieron
varios uniformados.
El agresor nunca pudo ser identificado y se sospechó que pudo
tratarse de un provocador de la patronal. La mayor democracia del mundo
respondió brutalmente. Se desató de inmediato la furia policial y en
pocos minutos los muertos obreros se contaban por decenas. El saldo
final fue de ochenta trabajadores fallecidos y doscientos heridos.
Desde el poder se lanzó la «caza del anarquista». Fueron detenidos
ocho dirigentes sindicales en los que se intentó escarmentar a toda la
clase trabajadora de los Estados Unidos. Se trataba de Adolph Fischer,
Augusto Spies, Albert Parsons, George Engel, Louis Lingg, Michael
Schwab, Samuel Fielden y Oscar Neebe. Tras un breve y parcial proceso,
los cuatro primeros fueron ahorcados el 11 de noviembre de de 1887.
Poco antes de morir, George Engel, que había nacido en Alemania hacía
50 años, alcanzó a decir ante el tribunal: «¿En qué consiste mi crimen?
En que he trabajado por el establecimiento de un sistema social donde
sea imposible que mientras unos amontonan millones otros caen en la
degradación y la miseria. Así como el agua y el aire son libres para
todos, así la tierra y las invenciones de los hombres de ciencia deben
ser utilizadas en beneficio de todos. Vuestras leyes están en oposición
con las de la naturaleza, y mediante ellas robáis a las masas el derecho
a la vida, la libertad, el bienestar». Lingg prefirió suicidarse con
una bomba que él mismo había preparado en la cárcel antes de padecer la
“justicia del sistema”. Michael Schwab y Samuel Fielden fueron
condenados a prisión perpetua y Oscar Neebe, a 15 años de reclusión.
Miguel Schawb dijo al escuchar su condena que no reconocía en aquel
tribunal ninguna autoridad y que su lucha y la de sus compañeros era de
una justicia tan evidente que no había nada que demostrar y que ellos
luchaban por las 8 horas de trabajo pero que: “Cuatro horas de trabajo
por día serían suficientes para producir todo lo necesario para una vida
confortable, con arreglo a las estadísticas. Sobraría, pues, tiempo
para dedicarse a las ciencias y el arte». Porque, claro, las ciencias y
el arte deben ser para todos. Siete años más tarde los detenidos fueron
indultados por el gobernador del estado de Illinois.
En 1889, la Conferencia Internacional de Trabajadores, reunida en
París, acordó fijar el 1º de mayo de cada año como el día de los
trabajadores, una jornada que deberá ser de lucha y recuerdo de sus
compañeros, de aquellos «mártires de Chicago».
Al año siguiente, los representantes del incipiente movimiento obrero
argentino se reunieron en el Prado Español y decidieron conmemorar en
adelante el 1º de mayo en nuestro país. Entre 1880 y 1901 se
multiplicaron las sociedades de resistencias, se fundaron numerosos
gremios, como el de los panaderos, aquellos que estigmatizaban a los
curas y a los militares desde algo tan cotidiano y masivo como las
facturas, bautizándolas con nombres como «sacramentos», «bolas de
fraile», «vigilantes», «cañoncitos», «bombas de crema» y «suspiros de
monja».
Floreció la prensa obrera con sus dos grandes exponentes La Vanguardia, el periódico socialista fundado en 1894 y La Protesta,
la voz de los anarquistas, que comenzó a editarse en 1897, un año
después que Juan Bautista Justo fundara el Partido Socialista. La idea
de una central única de trabajadores se concretó en mayo de 1901 con la
creación de la Federación Obrera Argentina, la FOA, que nucleaba a la
mayoría de los gremios del país. En aquel año recordaba un militante
obrero: «…la manifestación obrera conmemorativa del 1º de Mayo fue
disuelta en Buenos Aires por la policía a sablazos, produciéndose el
tumulto consiguiente».
El gobierno conservador del general Roca comenzó a preocuparse y
promovió la aprobación de un proyecto de ley presentado en 1899 por el
inspirado senador Miguel Cané. El 22 de noviembre de 1902, la iniciativa
del autor de Juvenilia quedó convertida en la ley 4144,
conocida como «de Residencia». Contrariando hasta el Preámbulo de
nuestra Constitución Nacional, permitía la expulsión hacia sus países de
origen de los extranjeros llamados «indeseables», es decir, militantes
sindicales y sociales.
En la mayoría de los casos, el «agitador» extranjero expulsado a su
país de origen, al llegar a su destino, era condenado a muerte o a
cadena perpetua, cuando se trataba de emigrados que huían de las
persecuciones y eran atraídos por la promesa de libertad declamada hasta
el cansancio por los sucesivos gobiernos patrios. Ante esta grave
situación, el gremio de los marítimos armó una pequeña línea de
barquitos a la que llamó «Flotilla Libertaria», que recorría
permanentemente el Río de la Plata entre los puertos de Buenos Aires y
Montevideo para rescatar a los deportados que lograban arrojarse al agua
desde los barcos. La Flotilla Libertaria logró rescatar en aquellos
años a centenares de militantes que se reintegraron a la lucha.
Las condiciones miserables de vida continuaron y se agravaron y, pese
a la represiva ley 4144, el movimiento obrero reaccionó enérgicamente y
decretó a principios de noviembre de 1902, a través de la FOA, la
primera huelga general de la historia argentina.
La primera década del siglo XX estuvo marcada por la acción sindical
anarquista y la acción política del socialismo. Por aquellos años las
ideas brotaban como de un manantial que se expresaba en el notable
crecimiento de la difusión de los periódicos anarcosindicalistas, la
fundación de bibliotecas y de las «Escuelas Modernas», que refutaban los
conceptos y los contenidos de la educación oficial y capitalista; las
huelgas generales y las grandes movilizaciones obreras. La rebelión en
el «Granero del Mundo» parecía imparable.
El acto del 1º de Mayo de 1905 se realizó frente al Teatro Colón y
mientras estaban haciendo uso de la palabra los oradores, el gobierno
lanzó un escuadrón de 120 policías a caballo, los famosos «cosacos»,
contra la multitud, mientras que un escuadrón de bomberos policiales la
atacó por otro frente. Sobre la plaza Lavalle quedaron tendidos cuatro
muertos y más de cincuenta heridos. Los detenidos se contaron por
centenas.
Un informe policial da cuenta de la detención de un obrero anarquista
al que se lo encontró «famélico, en grave estado de desnutrición». El
oficial escribiente detallaba que entre las pertenencias del detenido se
encontraron 100 pesos y que al ser interrogado se le preguntó por qué
no había usado parte de ese dinero para alimentarse; el detenido
contestó con toda su poderosa y ejemplar humildad: «esa plata es del
sindicato, de mis compañeros que tienen tanto hambre como yo pero dan lo
poco que tienen para la causa redentora de la humanidad, para que sus
hijos vivan un mundo que merezca ser vivido».