lunes, 31 de agosto de 2020

Cuento: " Las aventuras de Tuco " de: Ricardo Mariño

Un día llegó a aquel lugar de la selva un perro llamado Tuk. Era flaquito y delicado, y había protagonizado películas donde rescataba chicos, manejaba aviones o salvaba al mundo de ataques extraterrestres. Harto de esa vida de estrella, se había marchado a la selva.

En el cine, Tuk parecía enorme, feroz y decidido, pero eran trucos de filmación. La verdadera habilidad de Tuk era la de actuar.

Entre los animales que lo vieron llegar, había un mono que lo reconoció de cuando vivía en una casa de humanos y miraba tele. El mono creía que las aventuras de Tuk eran reales, así que al verlo armó un increíble escándalo. Hasta los tigres se acercaron a admirar a Tuk.

Pero ocurrió que, al día siguiente, entraron tres cazadores a la selva y los animales, en lugar de escapar como siempre, esta vez dijeron:


—No hay problema, lo tenemos a Tuk. Que Tuk vaya a vencerlos.

—¡No! ¡Huyan, llévense a sus cachorros! —les gritó Tuk, pero todos pensaron que bromeaba. ¿Cómo un perro que, según el mono, había aniquilado a un ejército invasor no iba a poder contra tres simples cazadores?

Tuk no tuvo más remedio que ir. “No soy un héroe, soy un actor. Tengo miedo. Los cazadores me van a matar”, pensaba mientras iba al encuentro de los hombres.

Llegó al campamento al anochecer. Primero los cazadores le arrojaron piedras, pero luego él comenzó a hacer pruebas, como saltar hacia atrás dando una vuelta en el aire, y logró que lo aceptaran.

Cuando los cazadores se fueron a dormir, Tuk volcó el agua, escondió los víveres y enterró las armas. Su idea era escapar, pero antes salió el sol y uno de los hombres se despertó.

El cazador vio que habían desaparecido las armas y los víveres, y comprendió que sin eso no tendrían más remedio que regresar a la ciudad. Y el responsable era ese maldito perro. Tomó un enorme palo y comenzó a pegarle.

Tuk quedó tendido en el suelo. Cuando los cazadores se marcharon, todos los animales corrieron a asistirlo. Recién al cuarto día Tuk despertó, les agradeció los cuidados y les dijo que tenía que contarles algo que los iba a decepcionar: les dijo que él no era un héroe en serio, sino un actor. Les mostró cómo podía hacer de perro furioso, o fingir que estaba herido, o mostrarse feliz o triste.

—Y otra cosa... “Tuk” es un nombre artístico que inventó mi representante. Mi nombre verdadero es “Tuco”.

Hubo un largo silencio durante el cual Tuco pensó que sus amigos iban a reaccionar con enojo, pero fue al revés:

—Es un genio —comentó una boa constrictora—. Tuco es... increíble.

—Me encantaría ser como él —dijo un hipopótamo. ¡Quiero ser actor!

—Es... ¡divino! —dijo una lobita.

© Ricardo Mariño
© Editorial Puerto de Palos S.A.

Ricardo Mariño / Ilust.: Vanessa Zorn - Imagen cuento: Páginas 20, 21 y 22 © Editorial Puerto de Palos S.A.

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